martes, 9 de diciembre de 2008

Guns 'n' Roses - Chinese Democracy

Si he de ser realmente franco con ustedes, temía reseñar este álbum, y por eso le di tantas largas; la verdad sea dicha, negar a Guns 'n' Roses, es como negar a la mamá; te puedes refugiar todo lo que quieras detrás de Sonic Youth, CocoRosie, Los Campesinos y demás, pero sabes que muy dentro de tu gusto musical, hay un lugarcito para Civil War, Welcome to the jungle y un sujeto rubio que anda por ahí en boxers que dejan muy poco a la imaginación; ese aprecio por GNR en conjunción con la decepción que resultó ser Death Magnetic y el proceso de producción tan traumático del álbum (inserten chiste obvio sobre la democracia en China y la fecha de salida del álbum aquí) hicieron que realmente no quisiera darle una mirada por miedo a resultar decepcionado.

Haciéndole honor a su larguísimo proceso de producción y a la legión de personas que estuvo detrás del mismo proceso, la mejor forma de describir las intenciones de este álbum sería con el adjetivo épico, en su hora y 11 minutos de duración Axl Rose et. Al hacen un viaje por una serie de géneros que en manos de una banda de menor valía resultaría un desastre, pero que en este caso no lo es; el Hard Rock del que GNR hizo escuela en sus anteriores épocas aparece en canciones como Chinese Democracy, I.R.S. There Was a Time, Riad n' The Bedouins o Madagascar, apareciendo de una manera que no resulta anticuada u obsoleta; al mismo tiempo, la experimentación con los elementos industriales que había resultado tan malograda en la canción Oh my God, reaparece en una interesante manera en Prostitute o Shacklers' Revenge que es, hasta el momento, mi corte favorito del álbum; y en una prueba que no se pueden negar los origenes, This I Love, Street of Dreams y There was a Time se convierten en las sucesoras espirituales al himno para la melancolía que es November Rain; en ese sentido, es necesario reconocer que la proeza de mezcla de géneros del álbum es posible gracias a quienes hicieron parte de el, desde el virtuoso del avant-garde Buckethead, hasta Josh Freese, incluyendo a Sebastian Bach (Que si me cae bien, a diferencia de mi archi-nemesis Bret Michaels).

Puede que haya algo de verdad en la afirmación que el hard Rock es un género obsoleto y que a estas alturas del partido tiene poco que ofrecer, pero siempre es bueno ver que aquellas bandas y músicos con los que uno creción aun tienen algo que ofrecer. Aunque en ocasiones se sienta un álbum demasiado grande para su propio beneficio, escucharlo de a poco es la mejor manera de acostumbrarse a el.